David
F. Coppedge, Ph.D.[*]
«Las
cosas pasan porque sí»: Una reseña de la influencia
de Darwin sobre la astronomía moderna
El
darwinismo ha invadido la
astronomía a muchos niveles. Esto resalta el argumento de que el
darwinismo no
es simplemente una teoría acerca del origen de las especies: se
trata de una
cosmovisión que todo lo abarca.
La
extensión más obvia del
darwinismo a la astronomía ha sido en la astrobiología1
y en el
programa SETI.2 El fundamento de ambas empresas es la
creencia de
que los mismos procesos naturales que se suponen como productores de la
vida en
la tierra probablemente la produjeron también en otros planetas.
Esto queda
claro en la Ecuación de Drake desarrollada por el fundador del
programa SETI,
Frank Drake. Se apoya en la suposición de que la vida
emergerá en algunos
planetas, y que en ciertos casos evolucionará hasta llegar a la
inteligencia.
Pruebas adicionales de la deuda que tiene contraída el programa
SETI con Darwin
se puede encontrar en la descripción que hace el SETI de su
programa educativo
ofrecido a institutos: «La evolución es el tema central de
Viajes a través
del tiempo».3
Una
somera lectura de la
literatura del programa SETI revela su adhesión a una
cosmología atea. En la
película Expelled: No Inteligence Allowed [Expulsados: La
inteligencia no es
admisible], Richard Dawkins reconocía que la vida
podría haber sido
diseñada inteligentemente —por alienígenas. Pero
aseguró a un sorprendido Ben
Stein que «en alguna época anterior en algún lugar
del universo, evolucionó
alguna civilización probablemente por algún medio
darwinista».4 Expelled
también mostraba partes de un anterior documental llamado
«Cosmic Evolution»
que entretejía una narración continua desde el Big Bang
hasta el hombre. Esto
es típico de este género: la evolución se presenta
como el gran tema unificador
de la astronomía, igual que como de la biología.
Otro
nivel de darwinismo en
astronomía se da en la aplicación del término selección
a los planetas,
a las estrellas y a las galaxias. Esto se hace patente en el llamado
Principio
Antrópico. ¿Por qué vivimos en un planeta
habitable en órbita alrededor de una
estrella favorable a la vida en una zona galáctica habitable? La
inevitable
explicación, otra vez, es la selección natural: por el
hecho de que estamos
aquí, la naturaleza tiene que haber seleccionado un
hábitat donde la vida
pudiese evolucionar. Muchos astrobiólogos van más
allá y suponen que la vida inevitablemente
evolucionará siempre que las condiciones sean adecuadas.
El
máximo nivel de darwinismo
cósmico es la hipótesis del multiverso.5
Los proponentes del
multiverso emplean libremente términos como
«selección natural» o «selección
medioambiental» como un mecanismo a modo de ley que filtra entre
una aportación
casi infinita de universos al azar y selecciona aquellos en los que la
vida
puede emerger y evolucionar. La variación al azar y la
selección natural —las
columnas de la teoría de Darwin— se han extrapolado así a
ámbitos extremos de
lo invisible y de lo incognoscible.
Las
declaraciones de Darwin
acerca de la astronomía son infrecuentes, pero él estaba
impulsado por dos
ideas que le motivaron, y motivaron a sus discípulos, a
extrapolar la selección
natural sin límites. La primera era su fascinación con la
acumulación de
pequeños cambios. La segunda, su deseo de explicarlo todo,
incluso la mente
humana, mediante leyes naturales, de las que la «ley» de la
selección natural
es su legado. Pero, ¿quién realiza la acumulación?
¿Y quién realiza la
selección? La biógrafo Janet Browne describía
cómo Darwin se atormentó acerca
del término «selección» cuando
críticos de su tesis observaron la
personificación inherente en este vocablo.6 La
«Naturaleza» no puede
seleccionar sin presentarla en términos personales,
teleológicos.
Darwin
promovió la idea de un
cosmos sin sentido, sujeto a la acumulación sin dirección
alguna de numerosas
variaciones sucesivas, ligeras y al azar. Sin embargo, a menos de un
año antes
de su muerte expresaba su «horrenda duda» acerca de si
podía confiar en su
propia mente si ésta se había desarrollada procedente de
los animales inferiores.7
De lo que hubiera debido dudar también era de si ninguna ley que
dependa del
azar es una «ley» en absoluto. Privada de toda
personificación, la selección
natural puede ser adaptada para explicar cualquier cosa —y por lo tanto
no
explica nada.
Este
año de Darwin es una buena
ocasión para reevaluar la fiabilidad de una mente animal que
intenta explicar
el universo con referencia a una ley natural que se reduce a que:
«Las cosas
pasan porque sí».
Referencias
- Coppedge, D. F. 2006. Astrobiology: Follow the…. Acts & Facts. 35 (7).
- Coppedge, D. F. 2006. SETI: Design in Spite of Itself. Acts & Facts. 35 (9).
- Education and Public Outreach Programs. SETI Institute. Posted on
seti.org.
- Stein, B. 2008. Expelled: No Intelligence
Allowed.
DVD.
Dirigido por Nathan Frankowski. Premise Media Corporation, L.P.
- Coppedge, D. F. 2006. There's Only One Universe. Acts & Facts. 35 (12).
- Browne, E. J. 2002. Charles Darwin: The Power of Place.
Princeton, NJ: Princeton University Press, 311-312.
- Carta a William Graham, Down, 3 de julio de 1881.
* David Coppedge trabaja en el
Programa Cassini en el Jet Propulsion Laboratory de la NASA. Los puntos
de vista que expresa son los suyos personales.
Citar este artículo: Coppedge, D. 2009. «Stuff
Happens»: A Review of Darwin's Influence on Modern Astronomy.
Acts & Facts. 38 (2): 37.
Este artículo se publicó originalmente en febrero de
2009. «“Stuff Happens”: A Review of Darwin's Influence on Modern
Astronomy», Institute for Creation Research, http://www.icr.org/article/stuff-happens-review-darwins-influence-modern-astr
(accedido el 3 de marzo de 2009).